Para definir con mayor claridad mi opinión respecto a la utilización de la tecnología en el fútbol, creo que sería conveniente hacer esta distinción previa, para poder enfocar correctamente la cuestión.
Yo tengo la convicción de que el error del árbitro forma parte del juego, por lo que no considero necesario aplicar la tecnología para re-arbitrar sus decisiones.
Me gusta el juego del fútbol. El negocio no me molesta, para nada, siempre que no afecte al juego. Lo que no haría es modificar las reglas del juego para adaptarlas a las reglas del negocio.
Los estadios llenos y vacíos, el césped alto y la hierba recién cortada, los campos de arena y de cemento, los días de viento helado y viento sur, los calores ardientes, la lluvia fina y la tormenta, los postes de madera y los hechos con jerseys, el ‘gol portero’ y el que ‘meta gana’, los tacos de goma y aluminio, los partidos por el día, por la tarde y por la noche, el olor a réflex, los penaltis pitados y los no señalados, los goles fantasma y en fuera de juego, los marcadores con tablilla y contar los goles con las manos, los goles de córner, de falta y en propia puerta, el sudor y el cansancio, la alegría y la tristeza, la derrota, la victoria y la gloria …. y los errores arbitrales. Todo eso y muchas cosas más, forman parte del juego que me emociona.
Las botas de colores, los futbolistas anuncio, las diademas, gominas, pendientes, y tatuajes, las camisetas pegadas y las marcas deportivas, los sueldos multimillonarios, los trajes y los balones de diseño, las pantallas gigantes y los pinganillos y demás parafernalia, están bien, pero no forman parte del juego… y la tecnología tampoco.
No estoy en contra del espectáculo. Al contrario. Me encanta. Y también la cámara superlenta. Espero que después del Mundial las incluyan en las retransmisiones del campeonato doméstico, pero no forma parte del juego. Quizá sea fundamental para el negocio y el espectáculo global, pero no mejora el juego. Viene bien para disfrutar todavía más de la belleza y estética del fútbol, pero no la necesito para juzgar a los árbitros.
Y, en todo caso, por preguntar, si el árbitro hubiera concedido el gol de Lampard tras ver la repetición, por qué no revisar también el fuera de banda que da origen al gol y que el árbitro sancionó al revés. Además, el jugador inglés que lo puso en juego lo hizo cinco metros más adelante… y la jugada viene de un córner a favor de Alemania en el que Muller colocó el balón fuera del espacio reglamentario y así…. hasta el saque de centro en el que un jugador inglés estaba pisando la raya. ¿Dónde está el límite?. En un gol claro como el de Lampard, en un fuera de juego clamoroso, en un penalti escandaloso (o no tanto), en una falta dudosa en la frontal, en un codazo por una disputa aérea, en una mano voluntaria (o no)… dónde se aplica y dónde no, la tecnología?.
Desde el inicio del fútbol moderno, hay una persona en el terreno de juego que es responsable de tutelar el juego, repito, tutelar, no acertar siempre y que, en base a sus percepciones y con la ayuda de sus dos colaboradores, toma las decisiones en tiempo real. Su error, como cualquier error de los que están en el césped, forma parte de la esencia del juego porque, el fútbol, es un juego de errores. Si no los hubiera, todos los partidos acabarían 0-0. El error del árbitro, como elemento esencial del juego, también forma parte del mismo.
En este sentido, Blatter se equivoca pidiendo disculpas a las selecciones de Mexico e Inglaterra por los errores arbitrales. Fallaron, sin duda, pero sus errores sí son parte del juego. Tal vez debería, en cambio, disculparse en su propio nombre por ofrecer las repeticiones de esas jugadas en los marcadores gigantes. Ese grosero error no es parte del juego y sí fue su responsabilidad.
Quiero hacer desde aquí una propuesta de mejora para la FIFA. Sugiero que se sustituya el protocolario saludo inicial con la clásica foto de todos juntos, que nunca se publica en ninguna parte, por un breve ritual mucho más enriquecedor. Sería genial que, en ese momento, antes de comenzar el partido, ambos capitanes, en representación de sus equipos, reconocieran al árbitro como parte fundamental del juego y se comprometieran además a respetarle, ayudarle y acatar todas sus decisiones, tanto las acertadas como las erróneas.
Aquí sí que aprovecharía la tecnología para reforzar y hacer público ese compromiso, emitiéndolo por las pantallas gigantes del estadio y expandiéndolo así a todos los confines del planeta fútbol.
La promoción y divulgación mundial de este ritual sí que sería una gran aportación de la tecnología al fútbol y de aplicación universal en cualquier competición; desde la Final de la Copa del Mundo, hasta un partido de benjamines en el patio de cualquier colegio. Este cambio de actitud sí que facilitaría una evolución espectacular en el juego…. y en el negocio.
Blogs de Imanol Ibarrondo.
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